Entre las palabras se esconden promesas, silencios de sueño pero también el alma de papel dorado y chiches fundadores de recuerdos, tesoros del corazón. Un cofre olvidado se convierte en ataúd.
Dentro mío hay un tonto, un tonto que cae y boquea ecos que salen por la boca mentidora, por la chimenea rota. Quiero aprender a prometer, juro entrega total, me inclino hacia tus prácticas. En este mundo pedorro siempre trajiste buenas noticias, resplandores de un futuro pequeño pero intenso y amoroso. A través del humo negro encontrabas mis ojos, el cenicero de dientes espera, extraña tus deseos encendidos.
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